Kai, de Taiwán, pasa sus vacaciones en una ciudad de la costa brasileña con el corazón inesperadamente roto: perdida en la traducción, en el tiempo y en el espacio. En una tienda de paraguas conoce a Fu Ang, que emigró de China a Brasil. Pero de repente desaparece. Mientras busca a Fu Ang, Kai descubre la historia de Xiaoxin y un grupo de trabajadores chinos en un lujoso rascacielos. Entre Kai, Fu Ang y Xiaoxin surge un tierno vínculo de compañerismo, pero al mismo tiempo parece como si sus caminos nunca se hubieran cruzado en el mismo lugar…
La trama sigue un camino poco convencional mediante una dramaturgia única. La directora Nele Wohlatz, ganadora del Premio de la Federación Internacional de Críticos de Cine en la Berlinale de este año, entrelaza hipnóticamente distintas épocas: las fotografías actúan como umbrales entre el espacio y el tiempo. Como de pasada, la película explora el trasfondo de la emigración, su desconocimiento, su aislamiento, y transmite los anhelos agridulces y las penurias de sus protagonistas. Con gran precisión y calma, la película crea mundos visuales a la vez reales y mágicos. La cámara se desliza con elegancia, haciendo incursiones fascinantes en ciudades y no-lugares. Dormir con los ojos abiertos transforma estos no-lugares en espacios habitados, un hogar para sus protagonistas, pero también para el espectador. Una película que habla por igual de corazones y de hogares rotos.

Ansgar Vogt