En 2008, el director Vinícius Girnys llegó como turista al pueblo de Ponta Negra, cerca de la ciudad de Paraty, en Brasil, y empezó a oír que no tardarían en poner la luz eléctrica. Un tiempo después y a lo largo de seis años, de la mano de la familia de un pescador, siguió su llegada y registró la transformación del lugar, que pasó de ser aislado y silencioso, conectado íntimamente con los ritmos de la naturaleza, a un centro turístico, gracias al proyecto estatal llamado Luz para todos.
Lo que comenzó siendo un proyecto de cortometraje “no narrativo, muy poético y experimental”, en palabras de Girnys, terminó siendo un largometraje documental que examina con gran cuidado las ambigüedades del progreso, con el ahorro de tiempo y trabajo para los aldeanos, con una vida menos difícil y con más posibilidades vitales, pero también con un alto costo ambiental y una inevitable homogeneización cultural y de costumbres.
Hermosamente fotografiado, contrastando el apacible y difícil mundo sin electricidad —iluminado cálidamente con velas— con el ruidoso y movido mundo de los visitantes temporales, es una película que nos deja ver las transformaciones que trae el progreso, con lo que tienen de positivo y de negativo, a un pueblo y una familia.

Manuel Kalmanovitz G