Antonia era solo una niña cuando tuvo a su hija. Lo único que tenía claro es que no quería ser “gobernada”. Una noche desapareció de su pueblo andaluz, dejando atrás a su hija recién nacida. Varias décadas después, Carmen trabaja haciendo casting en una agencia publicitaria en Cataluña. 

En sus recorridos callejeros, con su parca y particular ironía a cuestas, se encuentra en una calle con Antonia y sus soledades se junta. ¿Quién dice que el tiempo cura todas las heridas? Hay heridas que se quedan, es el tiempo el que se va dice la canción que entona Antonia en los últimos estertores de su rebeldía. La imagen permanente junta dos mundos: el del pasado y el del presente, el de Andalucía y el de Cataluña, el de los que se quedan y el de los que se van… en una película que usa la puesta en escena y el artificio de lo fingido, de lo casi recitado, como una forma desnuda de verdad. Crítica, tragicómica, burlona y absurda, con su ópera prima Laura Ferrés se adentra en las entrañas de las heridas que nos hacen quienes somos, esos bichos raros incapaces de encajar en la aparente normalidad de lo cotidiano que nos pretenden vender como cambio las campañas, la política, la religión… el negocio, en fin, de la vida, los temores y la fe. Una obra diferente, emotiva e inteligente narrada desde el sarcasmo, el existencialismo y la heroicidad de las batallas cotidianas.

Mónica Moya